Es casi la navidad del año 2007, y el joven doctor Amin Jaffer, actual director de arte asiático de la legendaria casa de subastas londinense, es el encargado de presentar el siguiente lote...
"Fastuosas y legendarias joyas pertenecientes a una princesa india de los años 20 de nombre "Prem Kaur"."
La identidad que se escondía tras este exótico y poético "apodo" hindú, era el de una bailarina nacida en 1890 en tierras andaluzas, como en el más fantástico cuento de hadas infantil, la propietaria de estas magnificas joyas de estilo art déco, compuestas en su gran mayoría por esmeraldas de gran pureza y brillantes, no fue otra que la malagueña Anita Delgado Briones...
El deslumbrante lote lo componían dos collares, un brazalete, tres pares de pendientes, un broche y una pieza, que bien podía haber pertenecido a una tiara, una esmeralda de gran pureza, en forma de media luna en cuarto menguante, o puede que creciente, quien lo sabe, seguramente fue menguante tal y como transcurrieron los acontecimientos, la piedra preciosa lucia en el centro del conjunto, engarzada en un armazón de brillantes algunos de considerable tamaño....
Pero la joya no se hizo en un taller para mujer alguna, si no como talismán para el elefante favorito del Maharaja de Kapurthala...
Era la víspera del 31 de Mayo de 1906, y Madrid estaba engalanada para celebrar un enlace real, el de Victoria Eugenia de Battenberg con el rey Alfonso XIII.
Esa noche de visperas, uno de los ilustres y reales invitados a la misma ,disfrutaba en el Cafe concierto Central Kursaal de la actuación de "Las hermanas Camelia", dos chiquillas de Málaga llamadas Victoria y Anita , que formaban ese dúo de bailarinas, y que actuaban para hacer bulto entre las actuaciones estelares de aquella noche.
El invitado que miraba absorto a una de las dos niñas, era el Maharaja de Kapurthala, Jagatjit Singh, que se enamoro, o encapricho perdidamente nada mas ver a la malagueña salerosa, enseguida le invito y le pidió en matrimonio, la chica se negó en rotundo, ni le gustaba el indio en cuestión, ni su ilusión era vivir en un lejano país desconocido para ella,
El invitado que miraba absorto a una de las dos niñas, era el Maharaja de Kapurthala, Jagatjit Singh, que se enamoro, o encapricho perdidamente nada mas ver a la malagueña salerosa, enseguida le invito y le pidió en matrimonio, la chica se negó en rotundo, ni le gustaba el indio en cuestión, ni su ilusión era vivir en un lejano país desconocido para ella,
pero el príncipe siguió insistiendo, y después de viajar apresurad-amente a París ,tras el atentado ocurrido al paso de la comitiva de la real boda española, siguió presionando con sus ruegos a la niña, y mas tarde a su familia, a la que agasajo con presentes e importantes cantidades de dinero, que hicieron que los padres de Anita, vieran con buenos ojos el enlace con el inusual y riquisimo príncipe de la India.
La bailarina que no hacia mucho que se había trasladado a la capital, frecuentaba entre sus amistades, a algunos de los intelectuales de la época que eran asiduos al cafe concierto, personajes como Valle Inclán o Julio Romero de Torres, que quiso inmortalizar a la belleza morena, y que se tuvo que conformar con pintar a la hermana, pues Ana era de las que se negaban a casi todo lo desconocido, hizo mas caso al dramaturgo, que aconsejaba a la chica de las ventajas que le reportaria ser princesa de la India, finalmente claudico, y mando una carta que Valle Inclán redacto en su nombre....
Fue asi como la chica viajo a Francia, y se caso por poderes con un hombre que le doblaba la edad, y al que no conocía, comenzó entonces un año y medio de preparación para convertir a la cenicienta malagueña en princesa vestida de sari.
Esta claro que la protagonista de esta historia no se caso enamorada, y fue todo un cambio de vida ventajoso para su familia primeramente, y mas tarde para ella, que quedo deslumbrada por el oropel y la fastuosidad de la realeza a la que pertenecía su marido.
Un hombre apasionado de la cultura europea y de gustos sofisticados, que obsequiaba a sus mujeres y a su séquito con chucherias de Cartier, o Boucheron.
Pero la maharani no era feliz, y nunca amo a su marido,ni llego a ser lo que el quería que fuese, una princesa sumisa y complaciente, muy al contrario, la española a pesar de disfrutar de las riquezas que le otorgaba su posición, era contraria a las costumbres que se practicaban en la India, y siempre se opuso a las bodas concertadas entre niños, y a la quema de mujeres al quedar viudas, colaboro con Ghandi, y eso hizo que la distancia que había entre ella y el maharaja se convirtiera en abismo.
Con el tiempo el se fue encaprichándo de otras mujeres, y ella despues de pasar mas de año y medio alejada de la corte por una grave enfermedad, se enamoro de uno de los hijos de su marido, el principe Karem, educado a la europea, y que se acercaba mas en gustos y en edad a la princesa española.
Con el tiempo el se fue encaprichándo de otras mujeres, y ella despues de pasar mas de año y medio alejada de la corte por una grave enfermedad, se enamoro de uno de los hijos de su marido, el principe Karem, educado a la europea, y que se acercaba mas en gustos y en edad a la princesa española.
Ella era para entonces madre de un hijo, Maharajkumar Ashijt Shing,
y se quedo embarazada de otro de su hijastro Karem, el marido le obligo a abortar, casó a su hijo con la primera que pasaba por allí, y se divorcio de la española.
El la siguió manteniendo de forma vitalicia, Anita se vio fugazmente con el que fue su gran amor,el príncipe que debío ser su hijastro o su hermano, pero que se convirtió en su amante.
Sus lugares de encuentro fueron entre otros el Hotel du Palais de Biarritz, Paris y Deuville, pero aquellos encuentros finalmente tuvieron que acabar.
Años mas tarde se unió sentimentalmente a su asistente, con quien estuvo hasta el final de sus días, Gines Rodriguez Fernandez.
Sus lugares de encuentro fueron entre otros el Hotel du Palais de Biarritz, Paris y Deuville, pero aquellos encuentros finalmente tuvieron que acabar.
Años mas tarde se unió sentimentalmente a su asistente, con quien estuvo hasta el final de sus días, Gines Rodriguez Fernandez.
Una de esas tardes en las que ya su vida se apagaba, en su casa de la calle Marques de Urquijo de Madrid, recordó como pidió a su marido que le regalara para su decimonoveno cumpleaños, el aderezo que servia de talismán a su elefante, el Maharaja se negó, sabia que si lo hacia toda la corte y sus mujeres se lo tendrían en cuenta, eso no se hacía, podía pedir lo que quisiera pero la luna del elefante no.
Ella por ese motivo insistió aún mas, y por fin lo consiguió, y se la coloco a modo de tiara, en medio de su morena frente, ante las miradas capciosas de toda la corte.
Anita Delgado conservo aquellas joyas durante toda su vida, después de algunos años, su único hijo y heredero las vendió al que hasta hoy fue su dueño,y que el año 2007 ofrecio a la emblemática casa de subastas londinense.
Unas joyas con una historia fascinante y trágica a la vez.
Unas joyas con una historia fascinante y trágica a la vez.
A ella siempre se le recordara con esa media luna de verde esmeralda, coronando su negra cabellera cañi.
Cuando el maharaja le regalo la joya le dijo-"ya has conseguido la luna",
pero aquella aunque muy hermosa era tan solo la mitad, quizás tendría que haber pedido la luna entera.
Cuando el maharaja le regalo la joya le dijo-"ya has conseguido la luna",
pero aquella aunque muy hermosa era tan solo la mitad, quizás tendría que haber pedido la luna entera.