No
pensaba escribir mi opinión sobre la última película de Almodovar,
pues hay ahora mismo una sobresaturación sobre el tema, pero a
petición popular he cedido, y contare encantada mis impresiones
sobre esta comedia de altos vuelos.
Antes
de sumergirme en el universo Almodovariano, me gustaría comentar
algo que no deja de ser un reflejo de este momento absurdo y caótico
que nos esta tocando vivir.
He
leído hasta la fecha diversas criticas y opiniones sobre este trabajo del director manchego, y no puedo dejar de plasmar, lo
absurdo que me parecen ciertos comentarios periodísticos al
respecto.
Esta
película es una comedia, y si, la firma Pedro Almodovar, un director por el que siento cierta debilidad.
Él
ha dejado claro que con este trabajo, su mayor objetivo era divertir
al personal, sobre todo en estos momentos convulsos y deprimentes
que estamos viviendo, un soplo de aire fresco, una petición de su
publico, de sus fans, el retorno del auténtico estilo Almodovar, sin
tapujos, sin frenos, con ese desenfado que en los ochenta nos
encandilo a casi todos, y de paso hacer una crítica algo ácida y caricaturesca, sobre
sucesos de nuestro panorama nacional, aunque por supuesto y como bien
se advierte en los títulos de crédito al comienzo de la misma, todos los personajes son
ficticios y cualquier parecido con la realidad es mera
coincidencia...
No
comprendo el empeño de algunos medios de conocidas revistas
supuestamente cinéfilas, y la pedantería de algunos de sus cronistas
y críticos, en enumerar primeramente no se cuantas obras maestras de
música, ensayo, literatura y cine, para remarcar una intelectualidad
que desde luego no a lugar, y hacer la rosca al director español sin
realmente comprender ni la película ni la intención de su creador,
y solamente dando lustre, un deporte nacional muy extendido y que no
soporto, dicho esto, y dejando a pedantes aparte, diré que el filmé es
divertido y que entretiene, que desde antes de empezar la primera
escena ya comienza uno a sentirse cómodo y receptivo.
El
vuelo de la compañía "Península" que despega de Barajas con destino
a México DF, se convertirá a los ojos del espectador desde el minuto
cero, en un coctel de sexo, alcohol y drogas...
Si
bien es cierto que no hay nada novedoso en los diálogos y en la
estructura, el Almodovar mas insolente y deshinibido se nos presenta
en bandeja en cada una de las escenas.
Tres
azafatos gays, Javier Camara (Joserra Berasategui), a la sazón
sobrecargo del vuelo, Carlos Areces (Fajas), y Raul Arevalo (Ulloa),
serán los encargados de entretener y calmar al pasaje de la clase
business, ante una situación de emergencia y de incierto final.
El
“ambiente de entendimiento” es casi histriónico y llevado al
limite,
las
locuras y los ademanes exagerados hacen llegar rápidamente a la
carcajada, y el espectador es uno mas en ese vuelo, que tiene quizás
demasiados asientos vacíos en esa clase preferente.
Muchos
de los presentes, sentirán que están mas al otro lado de la
pantalla ocupando esas plazas libres, que en la butaca del cine, y eso si es una hazaña y un objetivo conseguido para
cualquier director, transportar al publico al otro lado, en este caso
a ese avión descarriado donde corre el alcohol que se las pela....
Las
interpretaciones de los tres “héroes” del aire son magistrales,
la coreografía que despliegan al ritmo discotequero de “I,m so
excited” inmejorable, y seguramente la escena reina que pasara a la posteridad.
No
hay ni un pero para ninguno de los actores, están todos sensacionales
en sus papeles, Cecilia Roth, Blanca Suarez, Miguel Angel Silvestre,
la vidente sensitiva Lola
Dueñas, o los pilotos Hugo Silva y Antonio de la Torre, entre otros,
sin
olvidarnos del cameo que protagonizan Antonio Banderas y Penélope
Cruz.
Nadie
debería buscar aquí una obra maestra, aunque posiblemente se pueda leer entre lineas más de lo que a simple vista se pueda apreciar.
Almodovar siempre ha tenido
sus defensores y sus detractores, de lo que no cabe duda es que siempre provoca expectación.
He
visto toda la filmografia del manchego, y puedo presumir de haber
estado presente en el estreno de “Pepi, Luci Bom.. y otras chicas
del monton”..,
En plena adolescencia y por casualidad, llego a mi una invitación
dentro del marco del Festival de Cine de San Sebastian, no tenía ni
idea de que iba aquello, ni lo que iba a vivir a continuación.
Asistí
alucinada a la proyección de aquella extraña película, pero eso
no fue lo más fuerte, al finalizar el pase, se encendieron las luces
del cine Savoy, (otro cine que ya no existe), y en el escenario
aparecieron sus protagonistas y su joven director, explicando aquel trabajo algo surrealista y provocador.
Allí
estaba Carmen Maura, y Alaska con el pelo corto, una cinta en el pelo
y cara de pocos amigos, y Pedro a su lado, intentando explicarnos lo
que acabábamos de presenciar.
Quién nos iba a decir, que estabamos asistiendo al nacimiento de un estilo cinematografico, aquel fue un
momento histórico, por el que muchos fans hubieran dado hoy cualquier
cosa .
Fue un placer inesperado vivir aquel mítico y divertido acontecimiento, y su coloquio posterior fue memorable.
En
plena movida cultural y artística, pudimos conocer al director que luego nos
encandilo con cintas como “Mujeres al borde de un ataque de
nervios”, “Atame”, “La ley del deseo”, o” Hable con
ella”, esta última es la que considero la mejor de toda su
filmografia hasta el momento.
Lo
que esta claro, es que el ex trabajador de telefónica, que con mucho
esfuerzo y algo de suerte pudo llegar al gran publico, ha hecho patria y ha creado un estilo que muchos hemos adoptado como nuestro.
Frases
y escenas inolvidables, cada uno tiene la suya,
yo me
quedo con la escena de “Mujeres”, en la que Carmen Maura esta
doblando a Joan Crawford en el personaje de Viena, diciéndole a
Sterling Hayden, el protagonista de Jonny Guitar, lo mismo que le
diría a Ivan.
No
me gustaron” La piel que habito”, película en la que se
multiplican las incoherencias, aunque la vida misma es una
incoherencia continua, y que me resulta demasiado perturbadora, ni
tampoco “Volver”, en la que aunque hay muchos momentos
destacables, no me termine de creer a su protagonista.
De
todas formas Pedro tiene una sensibilidad fuera de lo común, y que
llega a tocar fibras muy profundas.
Cuando ves una película varias veces, y en ella sigues descubriendo cosas nuevas, y no envejece si no que con el tiempo gana, como diría Pedro con las mujeres, "hay que tenerla en cuenta".
Puede que la aprobación de la academia Hollywoodense
pése algo inconscientemente y retuerza el arte, y el descaro de nuestro
director mas internacional y por el que se mueren en Francia.
“Los
amantes pasajeros” por una parte nos van a devolver a los locos
ochenta, y eso es de agradecer, por que ahora mismo lo que mas
apetece es subirse a ese avión, a beber agua de Valencia, follar y olvidar.
Gracias
Pedro por llevarnos aunque solo sea por noventa minutos a rozar el cielo.