martes, 7 de junio de 2016

Cuando Cannes era una fiesta...






Cuando una pisa Cannes, esta pisando la historia del cine, recordando a infinidad de actores,
directores, guionistas  y artistas de todos los ámbitos que han pasado por ese mini mundo aparte ,situado en la cote d'azur francesa.

El puerto viejo puede que sea de lo poco que sigue igual,y alguna de las callejas escondidas que serpentean antes de llegar al paseo de La Croisette,  su playa luce en la actualidad invadida por carpas convertidas en restaurantes y terrazas gigantes, que llegan hasta su orilla, y que agobian y desdibujan el glamour de antaño.

 En la década de los cincuenta y sesenta la historia era bien distinta...
, Claudia Cardinale se desperezaba desde su balcón del emblemático Hotel Carlton, mientras en el paseo,  un descapotable circulaba a muy lenta velocidad ,y en el se dejaban ver Alain Delon, Sofia Loren y Romi Schnaider,
si te pasabas por el port vieux podías contemplar a esa etérea y casi irreal mujer llamada Grace Kelly, posando en un velero solo un tiempo antes de pasar de actriz a princesa.....

Glamour allá donde se mire!, hoteles inalcanzables, boutiques exclusivas, joyas escandalosas en los escaparates de Cartier o Chopard...








Se puede decir que Brigitte Bardot sonrojo a su playa con sus sexys paseos, primero casi ingenuos, pero con ese toque de picarda adolescente, para mas tarde mutar en absolutamente provocadores.

La fiesta siempre estaba servida, cenas a la luz de las velas y a la luz de la luna, y como no, con un cielo plagado de fuegos de artificio, todo esplendoroso, brillante, evanescente y trepidante como un espejismo fugaz.





Un ministro francés de nombre Jean Zay, quiso competir con el festival Veneciano, un festival que hiciera sombra a la Mostra , y así nació el festival más glamouroso del mundo, el festival de Cannes.
Louis Lumiere presidio en 1939 el primer intento de este evento cinematográfico y cultural, pero la primera edición oficial se presento finalmente el 20 de septiembre del año 1946, fue a partir de 1952 cuando se traslado su celebración al mes de mayo.












Asiduos a este festival fueron celebridades de la talla de Cary Grant, Simone Signoret, Kirk Douglas, Gina Lollobrigida, o Grace Kelly entre otros, y directores  míticos como Alfred Hitchcock, Carlo Ponti, Rosellini..., y mucho, por no decir que todo Hollywood emigraba a la costa azul en primavera, para pasarse por el Palais que se asoma al mediterráneo.




Todavía quedan vestigios de aquellos años, como el" Martinez", el "Carlton" o el "Majestic"...
trattorias al borde del viejo puerto, y sus famosas tiendas del paseo de La Croisette.






La historia del cine y de algunas de sus buenas cosechas fueron premiadas con la palma dorada...
"Roma cita aperta" de Roberto Rosellini, " "Ziegfeld Follies" de Vicente Minelli,.."Le monde du silence" de Louis Malle y Jaques Yves Cousteu...o "El ángel exterminador" de Luis Buñuel que recibió el premio especial de la critica en el año 62...





Cine con mayúsculas, elencos estelares al completo, paparazzi por todas las esquinas,...
focos deslumbrando el cielo cinematográfico de la pequeña localidad gala, convertida en el ombligo del mundo por una semana larga...

Ahora una inquietante vulgaridad se ha instalado con  los llamados nuevos ricos, llegados de multitud de países de nombres impronunciables.

Las estrellas ya  no siempre desfilan a la altura de la elegancia de "le tapis rouge" mas famosa del universo....










La ilusión tampoco es la misma, lo que  impera es la comercialización del producto cinematográfico,que en ocasiones sacrifica la calidad, esa calidad que por suerte suele estar presente en secciones como"La Quinzaine des réalisateurs" o un "Certain regard"...

Llegue caminando hasta el final de la playa, donde esa pequeña curva es casi la única parte inmaculada sin aderezo de la misma, donde aun se ven y se escuchan romper las olas, cerré los ojos con fuerza e imagine el resto de su arena libre, casi virgen hasta la puerta del Carlton, y allí al mirar hacia arriba, me pareció ver a una rubia despampanante vestida de diosa griega, besando a un galán de aquellos de smokin impecable entre la penumbra del balcón, donde se difuminaban con las cortinas que flotaban con la brisa nocturna.....intentando atrapar lo inalcanzable,..intentando atrapar a un ladrón...


 


























































domingo, 13 de octubre de 2013

La media Luna del elefante de Kapurthala


Esta historia finaliza en la sala de subastas Christie´s, o quizás renazca de nuevo en ella.
Es casi la navidad del año 2007, y el joven doctor Amin Jaffer, actual director de arte asiático de la legendaria casa de subastas londinense, es el encargado de presentar el siguiente lote...
"Fastuosas y legendarias joyas pertenecientes a una princesa india de los años 20 de nombre "Prem Kaur"."
La identidad que se escondía tras este exótico y poético "apodo" hindú, era el de una bailarina nacida en 1890 en tierras andaluzas, como en el más fantástico cuento de hadas infantil, la  propietaria de estas magnificas joyas de estilo art déco, compuestas en su gran mayoría por esmeraldas de gran pureza y brillantes, no fue otra que la malagueña Anita Delgado Briones...


El deslumbrante lote lo componían dos collares, un brazalete, tres pares de pendientes, un broche y una pieza, que bien podía haber pertenecido a una tiara, una esmeralda de gran pureza, en forma de media luna en cuarto menguante, o puede que creciente, quien lo sabe, seguramente fue menguante tal y como transcurrieron los acontecimientos, la piedra preciosa lucia en el centro del conjunto, engarzada en un armazón de brillantes algunos de considerable tamaño....

Pero la joya no se hizo en un taller para mujer alguna, si no como talismán para el elefante favorito del Maharaja de Kapurthala...

Era la víspera del 31 de Mayo de 1906, y Madrid estaba engalanada para celebrar un enlace real, el de Victoria Eugenia de Battenberg con el rey Alfonso XIII.
Esa noche de visperas, uno de los ilustres y reales invitados a la misma ,disfrutaba en el Cafe concierto Central Kursaal de la actuación de "Las hermanas Camelia", dos chiquillas de Málaga llamadas Victoria y Anita , que formaban ese dúo de bailarinas, y que actuaban para hacer bulto entre las actuaciones estelares de aquella noche.
El invitado que miraba absorto a una de las dos niñas, era el Maharaja de Kapurthala, Jagatjit Singh,  que se enamoro, o encapricho perdidamente nada mas ver a la malagueña salerosa, enseguida le invito y le pidió en matrimonio, la chica se negó en rotundo, ni le gustaba el indio en cuestión, ni su ilusión era vivir en un lejano país desconocido para ella,
pero el príncipe siguió insistiendo, y después de viajar apresurad-amente a París ,tras el atentado ocurrido al paso de la comitiva de la real boda española, siguió presionando con sus ruegos a la niña, y mas tarde a su familia, a la que agasajo con presentes e importantes cantidades de dinero, que hicieron que los padres de Anita, vieran con buenos ojos el enlace con el inusual y riquisimo príncipe de la India.


La bailarina que no hacia mucho que se había trasladado a la capital, frecuentaba entre sus amistades, a algunos de los intelectuales de la época que eran asiduos al cafe concierto, personajes como Valle Inclán o Julio Romero de Torres, que quiso inmortalizar a la belleza morena, y que se tuvo que conformar con pintar a la hermana, pues Ana era de las que se negaban a casi todo lo desconocido, hizo mas caso al dramaturgo, que aconsejaba a la chica de las ventajas que le reportaria ser princesa de la India, finalmente claudico, y mando una carta que Valle Inclán redacto en su nombre....



Fue asi como la chica viajo a Francia, y se caso por poderes con un hombre que le doblaba la edad, y al que no conocía, comenzó entonces un año y medio de preparación para convertir a la cenicienta malagueña en princesa vestida de sari.




Esta claro que la protagonista de esta historia no se caso enamorada, y fue todo un cambio de vida ventajoso para su familia primeramente, y mas tarde para ella, que quedo deslumbrada por el oropel y la fastuosidad de la realeza a la que pertenecía su marido.
Un hombre apasionado de la cultura europea y de gustos sofisticados, que obsequiaba a sus mujeres y a su séquito con chucherias de Cartier, o Boucheron.
Pero la maharani no era feliz, y nunca amo a su marido,ni  llego a ser lo que el quería que fuese, una princesa sumisa y complaciente, muy al contrario, la española a pesar de disfrutar de las riquezas que le otorgaba su posición, era contraria a las costumbres que se practicaban en la India, y siempre se opuso a las bodas concertadas entre niños, y a la quema de mujeres al quedar viudas, colaboro con Ghandi, y eso hizo que la distancia que había entre ella y el maharaja se convirtiera en abismo.
 Con el tiempo el se fue encaprichándo de otras mujeres, y ella despues de pasar mas de año y medio alejada de la corte por una grave enfermedad, se enamoro de uno de los hijos de su marido, el principe Karem, educado a la europea, y que se acercaba mas en gustos y en edad a la princesa española.
Ella era para entonces madre de un hijo, Maharajkumar Ashijt Shing,
y se quedo embarazada de otro de su hijastro Karem, el marido le obligo a abortar, casó a su hijo con la primera que pasaba por allí, y se divorcio de la española.





El la siguió manteniendo de forma vitalicia, Anita se vio fugazmente con el que fue su gran amor,el príncipe que debío ser su hijastro o su hermano, pero  que se convirtió en su amante.
 Sus lugares de encuentro  fueron entre otros  el Hotel du Palais de Biarritz, Paris y Deuville, pero aquellos encuentros finalmente tuvieron que acabar.
Años mas tarde se unió sentimentalmente a su asistente, con quien estuvo hasta el final de sus días, Gines Rodriguez Fernandez.
Una de esas tardes en las que ya su vida se apagaba, en su casa de  la calle Marques de Urquijo de Madrid, recordó como pidió a su marido que le regalara para su decimonoveno cumpleaños, el aderezo que servia de talismán a su elefante, el Maharaja se negó, sabia que si lo hacia toda la corte y sus mujeres se lo tendrían en cuenta, eso no se hacía, podía pedir lo que quisiera pero la  luna del elefante no.
Ella por ese motivo insistió aún mas, y por fin lo consiguió, y se la coloco a modo de tiara, en medio de su morena frente, ante las miradas capciosas de toda la corte.
Anita Delgado conservo aquellas joyas durante toda su vida, después de algunos años, su único hijo y heredero las vendió al que hasta hoy fue su dueño,y que el año 2007 ofrecio a la emblemática casa de subastas londinense.
Unas joyas con una historia fascinante y trágica a la vez.
A ella siempre se le recordara con esa media luna de verde esmeralda, coronando su negra cabellera cañi.
Cuando el maharaja le regalo la joya le dijo-"ya has conseguido la luna", 
pero aquella aunque muy hermosa era tan solo la mitad, quizás tendría que haber pedido la luna entera.















miércoles, 28 de agosto de 2013

Tarita y Brando," El motín de la Bounty", y su tormentoso amor.



"Me permitió entender que, pese a todo, nos amábamos. 

Fue probable mente un amor imposible, pero fue nuestro amor"
Esta frase la plasmo en un libro autobiografico Tarita Teriipia, la tercera y ultima esposa del enfant cinematográfico mas terrible de todos los tiempos, Marlon Brando.
En 1962 se desplazo el equipo de la MGM a Papeete para rodar parte de la película "El motín de La Bounty", (Rebelión a Bordo), dirigida en primera instancia por Carol Reed y que mas tarde finalizaría Lewis Milestone.
Tarita ha vivido su infancia en Bora Bora, en un entorno humilde, es la quinta de once hermanos, hija de un pescador tahitiano y de una comerciante china.
Cuando cumple 19 años se traslada a trabajar como camarera a un hotel de la isla de Papeete,  para mas tarde pasar a formar parte del grupo de baile de danzas tahitianas que amenizara a los turistas bailando el tamuré.
Es en el hotel, donde Tarita se entera que los americanos están buscando bailarinas para una película que transcurrirá en la exótica isla, 

finalmente ella sera la elegida para interpretar el papel de Maimiti, la hermosa y sensual nativa que enamorara al oficial Christian Fletcher, personaje interpretado por el irresistible Brando.

 

           Cuando uno ve en la gran pantalla esta mítica cinta, no es difícil sumergirse en ese romance de película, pero las cosas no fueron tan idílicas como puede parecer en el film.
Léo Langomazino fue el encargado de presentarlos-
"Tarita, te presento a Marlon Brando. Le has gustado mucho";
parece que la muchacha no estaba aun en sintonía, Brando se dirigió a ella en francés, proponiéndole pasar la noche juntos, ella le contesto con una negativa, y ni siquiera acepto cenar con el.
Para ella el trabajo de improvisada actriz suponía dinero, y descubrir un mundo deslumbrante, el que rodeaba al rodaje de una superproducción hollywoodense en aquella isla del Pacifico.

Siempre los imagine enamorados desde el primer instante , lo mismo que en la historia de "Rebelión a bordo",  pero nada mas lejos de realidad, en la isla los únicos besos y caricias que hubo entre ellos fueron de atrezzo.
Aunque el escenario no pudo ser mas sugerente e idílico, es cuando se marchan a Hollywood cuando realmente comienza su relación.

 

Tarita cuenta , que estando ya en los Angeles, una noche Marlon entro en la habitación de su hotel e intento violarla, después de ese terrible episodio, utilizo el victimismo para  acercarse a ella, aludiendo a la incomprensión de sus anteriores esposas, pero ella se tomo su tiempo, y aunque durmieron juntos durante seis meses, el sexo fue inexistente.
Finalmente Brando le concedió a "Maimiti" el tiempo y la distancia que necesitaba, ella durante esa tregua durmió vestida para que no se le acercase, y fueron esos meses los únicos en los que el, le profeso respeto.
El día que Tarita decidió acceder y sucumbir a los encantos de Brando, se  encerraron  en la habitación del hotel durante días sin salir ni para tomar aire...
Tuvieron dos hijos Simon Tehiotu y Cheyene,
pero aun así su historia de amor  fue muy tormentosa, episodios violentos, celos enfermizos, y todo tipo de manipulaciones emocionales y desprecios, solía también dejarla sola y viajar, y por supuesto mantener relaciones paralelas mientras duro la suya.
El abortó la carrera de la exótica actriz, así como otras posibles relaciones que pudo llegar a tener.


"Luego comprendería que era él quien había convencido al productor Aaron Rosenberg, que era amigo suyo, para que anulase mi compromiso en el segundo filme".


La quería en casa con la pata quebrada, sin compartirla con nadie .
Era un tormento vivir con el y para el, pero una droga cuando lo tenia cerca de la que era muy difícil desintoxicarse.
Ella le amaba tanto como le temía, el compro una isla, Tetiaroa, su hogar, su refugio.

A Brando siempre le atrajo el exotismo tanto en la elección de sus mujeres, como de sus costumbres, ya en su madurez llego a decir:

"Los momentos mas felices de mi vida han sido en Tahiti.
Si alguna vez estuve cerca de encontrar un lugar genuino en el mundo, fue en mi propia isla entre los tahitianos."


La relación con sus hijos tampoco fue fácil, en especial con su hija que murió trágica y prematuramente.

El cine es una ilusión, jamas olvidare aquel amor a priori imposible entre el oficial ingles y la danzarina hawaiana, que en la pantalla se truncaba con la muerte de su protagonista masculino entre los brazos de su amada,

los dos bellos y jóvenes, amores de celuloide para soñar, muy lejos de la realidad de aquella tortuosa y complicada relación.
Tetiaroa es un atolón en el Barlovento de las islas de la Polinesia francesa, el paraíso donde descansa para la eternidad Marlon Brando.


Tarita no se volvió casar, y sigue viviendo muy cerca de el, del hombre que fue para ella y en sus propias palabras

 "su amor y su tormento".



miércoles, 5 de junio de 2013

La sortija

Era uno de esos días insulsos, y me encontré paseando sin rumbo fijo.
Al doblar la esquina llegue casi sin darme cuenta a una tienda de antigüedades que siempre llamaba mi atención,  pero de la que me olvidaba con facilidad, era demasiado caro todo lo que tenían en venta.
 A pesar de ese pequeño detalle sin importancia, no dejaban de fascinarme las múltiples piezas que se podían contemplar desde su pequeño escaparate.
Lo que mas me llamaba la atención eran las joyas antiguas, no había demasiadas, pero si parecían estar elegidas con bastante mimo, además lucían la mayoría de ellas dentro de unos pequeños estuches de cuero rojo desgastado con forma de corazón, en la tela de seda de un blanco extrañamente bien conservado, se podía adivinar el nombre de una joyería francesa..
me deje llevar por la curiosidad y comencé a escrutar pieza por pieza, unos pendientes que quizás fueran de los años cuarenta, y varias sortijas con piedras preciosas de pequeño tamaño pero exquisitas.
Como un resorte entre en la tienda, con esa timidez de quien sabe que no va a poder comprar nada de lo que allí se ofrece, pero con el impulso incontrolable del capricho inconsciente.
Al atravesar la puerta sabia que me estaba adentrando en un mundo prohibido y tentador, llego a mi inmediata mente un olor dulzón como de perfume mágico, casi como una pócima envolvente y perturbadora que me hizo no retroceder,
enseguida un hombre alto, mayor y muy elegante con el aspecto de un cónsul honorario de algún país extranjero, apareció ante mi inmediatamente.
 El hombre  en cuestión no me gusto al primer golpe de vista, parecía educado pero no podía disimular su vena clasista.
 Vestía una especie de chaqué en color gris perla, con una corbata ancha de seda en los mismos tonos, y un chaleco azul noche.
Su cráneo carente de cabello, brillaba a la luz de las lamparas de estilo Tiffany que abundaban estrategicamente colocadas por toda la tienda.
Sus ojos eran de un color gris algo indefinido, y su talente era como la de  aquellos profesores que no te perdonaban que se te olvidará llevar todos los lapices con la punta recién sacada, o los zapatos impolutos.
Me sentí incomoda, al fondo se podía ver a una mujer de la que solo acertaba a divisar una melena a lo garçon de color marfil, estaba agachada haciendo que se ocupaba en algo, pensé que me hubiera sentido mucho mas cómoda si me hubiera atendido ella.
El hombre me analizaba mientras me preguntaba si quería algo concreto o solo mirar,
ya me estaba arrepintiendo de haber traspasado la puerta al país de los objetos inalcanzables.
 Mis pensamientos corrían de un lado a otro mientras preguntaba al cónsul honorífico convertido en anticuario por las sortijas del escaparate, me enseño una que decía tener unos pequeños diamantes y que era de oro, lo mas importante me dijo, es su antigüedad,
- esta es del siglo dieciocho,
 yo me quede boquiabierta, y en ese momento al hombre se le cayó la pequeña pieza al suelo,
 el era alto, nos agachamos a la vez, para poder buscarla entre el verde y  el rosa ajado de una gran alfombra que cubría parte del suelo,
 finalmente apareció casi a mis pies, como si la pequeña alhaja me pidiese encarecidamente que la sacase de allí, 
pero no era esta la que había llamado poderosamente mi atención, era otra quizás mas sencilla, con unos pequeños brillantes y unos pocos rubíes también de mínimo tamaño,  la que me atraía como un imán, el me la acerco, y me dijo que esa era del siglo diecinueve, que le había costado mucho dar con esas piezas rebuscando en mil lugares,
 y yo me lo imagine en París en el mercado de las pulgas, o entrando en una tienda destartalada, robandoselas a un pobre  anciano medio ciego que la regentaba.
El hombre con bastante recelo la coloco en mi mano, y yo de forma casi automática me la probé, encajaba perfecta mente en mi dedo anular, y en el momento en el que la sortija tomo contacto con mi piel la tienda comenzó a girar en torno a mi.
Sentí una mezcla de sensación de vértigo y desmayo a la vez, y la mano cercana de un hombre que en ese momento me ayudo a levantarme,
- señorita se encuentra bien??
pregunto una mujer con cara de susto que me miraba mientras se inclinaba hacia mi.
yo estaba aturdida e incomoda, me vi en el suelo de una especie de sombrerería con todas las miradas sobre mi, y ante toda aquella expectación salí casi despavorida al exterior,
 me di cuenta de que era una sombrerería, por las cajas redondas que pude ver casi de reojo desparramadas junto a mi en aquel suelo encerado,  y  por los tocados y sombreros que se escapan de ellas llenando el suelo de plumas, encajes y lazos..
Me costo levantarme, me resbalaba entre aquella maraña de puntillas, redecillas y armazones,
 mis zapatos eran demasiado puntiagudos y con un extraño tacón, y llevaba puesto un incomodo vestido largo hasta el suelo con mil capas que lo componían.
Al levantarme me faltaba el aire, pero no era de extrañar, estaba embutida en una especie de corsé que apenas si dejaba pasar un suspiro de respiración entre mis pulmones y el armazón atado con cintas que me oprimía, el hombre que me ayudo a levantarme me siguió,
- Espera!, No te apresures así!, Calmate y espera!!
me hablaba como si me conociera, es mas,  con una familiaridad adquirida, me gire y espere, entonces empecé a visualizar a aquel hombre joven, que bien podría pasar por el galán de turno de cualquier novela de Jane Austen o el protagonista de una película romántica de principios de siglo.
Era de  estatura mediana , esbelto,  sus cabellos morenos y abundantes, y unas exageradas patillas que le llegaban casi al mentón, su mirada hacia aguas entre el  azul y el gris ….
la verdad es que el tipo no estaba nada mal, me recordaba a un actor ingles del que ahora no recuerdo el nombre,  pero que seguro me desvelo en mas de una ocasión , ya lo recordare me dije para mis adentros, ahora creo que no es el momento.....
y me deje llevar.



-  Camille!,   Camille ?,  mi nombre empezaba por C, pero no recuerdo que fuera Camille...,
se me acerco y me cogió de los hombros,
no puedes seguir así, estas muy nerviosa con los preparativos de la boda, y encima llevas días sin apenas tomar bocado, solo un poco de té, y esa horrible sopa con apio que te prepara tu tía, tienes que reponer te, mira lo que acaba de ocurrir en la tienda de Madame Solange!,
 ha sido vergonzoso, desmayarte así, delante de todo el mundo, por querer alcanzar tu misma el sombrero expuesto en la ultima balda,
 no podías esperar a que te lo trajera la dependienta? no, siempre adelantándote a todo, siempre alterada, así no vamos por buen camino..
yo le miraba alucinada, quien era este atractivo hombre que me estaba apabullando con reprimendas? 
-  soy tu prometido y lo que parezco es tu dama de compañía, todo el día de aquí para allá detrás de ti!,  por que me tienes preocupado con esas actitudes tan poco correctas y alocadas
, mi prometido??? , o estaba bajo los efectos de algún alucinógeno muy potente, o me había muerto y había aparecido un par de siglos después,
 me cogió del brazo y subimos a un coche de caballos,  una calesa creo, pues no era cubierta,
 el mismo cogió las riendas, y tomamos dirección a un puente impresionante de una ciudad que me resultaba familiar, también impresionante...tranquilamente podía ser, París?.
Al bajar del coche y darle mi mano me fije en la sortija que llevaba puesta, era una fina joya de oro con varios brillantes de poco tamaño y unos rubíes también pequeños, era discreta pero a la vez distinguida y especial, me  quede mirándola, el entonces me miro a los ojos con una dulzura desconocida hasta ese momento, y me dijo,
- Si, ya se mi querida Camille, se que te hubiera gustado aquel precioso anillo con ese zafiro rodeado de brillantes en forma de estrella, pero este fué de mi abuela y es muy importante para mi que ahora lo lleves tu.
Yo le miraba atónita, y pensé.., mejor callar y hacer como que aun sigo mareada, no vaya a ser que lo complique aún mas,
 es posible que el golpe que me di fuera tan potente como para no acordarme de nada?
empecé a preocuparme seriamente,todo era nuevo pero viejo a la vez, un viaje en el tiempo en toda regla,
continue inquieta, nos dirigimos caminando después de bajar del carruaje en dirección a una pequeña casa con un escaso y algo descuidado jardín, abundaban las flores de lavanda que se asomaban con algo de desorden desde un macizo, entremezcladas con algún que otro pensamiento  marchito,
 salio a nuestro encuentro una mujer con aspecto de montañesa alemana, que me acompaño a una habitación de la primera planta,
- acuéstese señorita Camille, solo le quedan dos días para la boda y esta usted agotada, tiene que descansar, si no se casará con cara de enferma y no es eso lo que queremos verdad??
-No no, claro,
 no queremos, no queremos...
le conteste siguiéndole la corriente.
Me tumbe en la cama, el colchón se hundió con facilidad, era  como aquellos que vi en casa de mis abuelos,  de fundas de rayas grises y rellenos de lana,
las sabanas de hilo eran suaves y olían a alguna planta que no pude reconocer, había un pequeño escritorio, y un par de sillas tapizadas con flores diminutas, por una pequeña ventana entraba la luz del mediodía que se iba volviendo sepia según me adormecía en aquel extraño lecho....

Cuando desperté, vi a la señora del pelo marfil y el corte de pelo a lo garçon abanicándome con un antiguo abanico de plumas y cuentas de cristal,
 el hombre con pinta de embajador en funciones, me miraba de reojo con cara de contradicción mientras hablaba con un medico del Samur que me tomaba la tensión,
a mi lado una enfermera muy joven y sonriente me decía,
-menudo susto, se te ha caído la estantería encima,  con todos los Maria Moliner del siglo veinte, y la enciclopedia británica del  siglo pasado, te encuentras mejor verdad???
Ya en la ambulancia de camino al hospital me di cuenta que en mi dedo anular seguía aquel singular anillo de brillantes y rubíes del siglo diecinueve, o quizás fuera el dieciocho?...
que mas da,......puede que siempre fuese mio, y solo era cuestión de tiempo haberlo recuperado.















viernes, 31 de mayo de 2013

La historia de Melusina, el hada constructora

Raimundo era joven y noble,
y como noble y desocupado se aburría después de terminar con las batallas y los torneos.
Un día, cuando se encontraba cazando con su tutor el conde de Poiteu, al oír unos cantos infrahumanos y perturbadores hirió accidentalmente al pobre conde, y este perdió allí mismo la vida.
Raimundo encontró entonces muy cerca de una fuente llamada de la sed, a una hermosa muchacha que solo cubría su desnudez con la espesura de su frondosa melena, ella le consoló del infortunado homicidio.

El noble joven quedo embrujado y enamorado al instante de aquella misteriosa mujer, que sin el saberlo le atrajo con sus cantos de sirena, estaba ante el hada Melusina.


La pasión incontrolable, sumada al encantamiento de las artes fascinantes de la muchacha, hicieron sucumbir al joven que en aquel mismo momento la hizo suya.
Se casaron apresuradamente, y ya entonces supieron que esperaban un hijo fruto de su primer y sorprendente encuentro.
El hada, descendía del mismísimo soberano de Escocia  Elynas, y de una mujer llamada Persina.
La madre también escondía un secreto inconfesable, y cuando Elynas no lo respeto, se fue con sus tres hijas a la isla de Avalon.
Melusina, Mélior y Palestina, se vengaron de su progenitor por la falta que tuvo con su madre, y esta al enterarse, enfureció contra Melusina y la maldijo con un terrible maleficio, este consistía en que al  llegar el sábado, la mitad de su cuerpo se convertiría en  una gran cola de serpiente, otros dicen que de sirena, y algunos incluso se atrevieron a decir que de dragón.
Cuando se llevo a cabo el enlace entre Raymondyn y la hermosa Melusina, esta le sugirió que pidiese a su soberano como regalo de bodas las tierras que entrasen en la piel de un ciervo.
La astuta Melusina saco buen partido de su petición, pues no utilizo la piel de ciervo en una sola  pieza, no, ella con toda sutileza corto cintas de la piel, haciendo con ellas un mapa imaginario muchísimo mas extenso de lo que el soberano jamas pudo pensar.
De esa forma sus feudos crecieron amplia mente por tierras de Francia.
 En Lusignan Melusina edifico su castillo, el hada constructora creaba maravillas allá por donde se extendían sus amplios dominios.

De forma mágica, y según cuentan algunos con la ayuda de otras hadas, la maga consiguió edificar castillos, torres y catedrales, entre ellas Saint Paul en Gatine, La Rochelle, Tiffauge, Partenay, o Talmont, sin olvidarnos de la villa de Lusignan donde vivió feliz con su esposo y los diez hijos que les nacieron fruto de su pasión.

Pero su felicidad se vio truncada por la envidia de uno de los hermanos de Rayomndyn,
el conde de Forez, que enveneno a su hermano metiendo le en la mente la idea de que su esposa no le dejaba disfrutar de su compañía el sábado, por que ese día le engañaba con otro hombre,
Raymondyn no le creía, el disfrutaba del amor y la felicidad , gracias a su mágica mujer disponía de riqueza y de hijos, pero al final sucumbió a las intrigas, y sorprendió a Melusina en el baño, de donde salia una larga cola de dragón.
Se sintió mal por haber traicionado la promesa que hizo a su hada, pero oculto su descubrimiento y callo.
Pasado el tiempo comenzaron disputas sangrientas entre los hermanos del señor de Lusignan, y lleno de impotencia y rabia acuso a su esposa de las desgracias acaecidas, llamándola mujer serpiente, ella fue consciente de la violación de su promesa y enloqueció de furia, huyendo por el aire, jurando que solo volvería para llorar las muertes de sus descendientes.
 Se dice, que en la fortaleza de Lusignan aun quedan las marcas que Melusina hacia con su cola de dragón cada vez que se acercaba a ella, también hay quien dice haberla visto bañándose en la fuente de la sed, donde por primera vez deslumbro con sus cantos y su desnudez al inocente Raimundo.


Raymondyn se sumió en una desconsolada tristeza, y en un obsesivo remordimiento por haber traicionado a su mujer, se  convirtió en un ermitaño y acabo sus días refugiándose en la montaña de Montserrat.
Testigos de esta fantástica historia, quedan en pie los castillos y las torres que el hada constructora creo para su amado.

domingo, 19 de mayo de 2013

La isla de los Dioses


Dejamos atrás el monasterio de San Vicente do Pino, y el rió Cabe, donde se reflejaba la orilla multicolor de las flores, y las gotas de lluvia dibujaban círculos al caer.
El viaje ahora estaría presidido por la ansiedad de la llegada, el misterio de mi reacción después de ocho años sin haber tenido fuerzas suficientes para volver.
En el salón de mi casa tengo como un gran tesoro un legado de gran valor sentimental, un barco hecho a mano, pedazo a pedazo, mástil por mástil vela por vela, con mil detalles, que es una replica de una Bombarda construida en el año 1682 llamada” la Valiente”.
Me la entrego una persona muy querida cuando su creador ya nos había dejado, y sus palabras al entregármela fueron-” toma el barco que hizo tu padre, haz honor a su nombre ahora te toca a ti ser La Valiente”.
La miro, la he contemplado durante estos ocho años, sus diminutas escaleras, su barandilla algo rota, su campana en el puente, su proa coronada, y su popa con ese farol y el estandarte. Me faltaba la valentía, y mi cobardía me bloqueaba, quería ir a ese lugar donde tan feliz había sido pero también tan desdichada, el recuerdo traumático de dejar en aquel mar al hombre que mas significo en mi vida me frenaba una y otra vez, aunque en el fondo de mi sabia que tenia que volver y enfrentarme de nuevo con ese mar y lo que encerraba.
Llovía a mares, y faltaban pocos kilómetros para llegar, el corazón me palpitaba a cien por hora, después de una curva cerrada y de divisar el verde y la piedra de las casonas de la zona, aparecimos directamente en la carretera que lleva al mar, mar con temporal, otra vez mis lagrimas y la lluvia volvieron a ser una sola cosa, y casi no me dejaban ver aquella vista marinera de la bahía de Baiona.
De forma instantánea me vi a la entrada del parador y del acceso al club de yates, parecía de noche y era solo mediodía, los barcos se movían balanceándose por las olas grises, anclados sin poder navegar. Luego el túnel, las almenas, los acantilados, las rocas, el verde y los pinos. Otra vez allí, con lagrimas en los ojos pero con la suficiente valentía para acercarme al epicentro de mi dolor.
Subí la recordada y gigantesca escalera de piedra casi sin darme cuenta, al entrar en la habitación me apresure a abrir la ventana, y allí estaba, frente a mi, magnifica, inmensa, esa vista que tengo grabada en mi memoria y en mi retina... y en otros lugares mas recónditos menos tangibles.
La vista era justo la que tenia que ser, podía divisar las Cíes y las dos islas mas cercanas entre el parador y ellas. Muy pronto me sentí reconfortada, las lágrimas me ahogaban, pero no podía estar mas cerca de lo que ahora estaba de ese lugar, de su esencia, de su alma, de él.
Y otra vez mientras escribo vuelven a mi esas olas, esos cielos grises y oscuros y las lágrimas que lo emborronan todo.
Pude disfrutar del lujo del encuentro con seres muy queridos y abrazarlos como nunca antes los había abrazado, sentir su energía y su calidez, y tener la certeza de que había merecido la pena volver.
No dejo de llover durante toda la estancia en tierra celta, pero creo que el cielo era acorde con mi estado anímico y me acompañaba con su incesante llanto en forma de lluvia.
El día de la partida bordeamos todo el camino del fuerte del parador, bajamos hasta la playa y caminamos por su vereda junto al mar hasta llegar a su final.
Nunca he conocido un paseo tan melancólico y hermoso, un paseo de un lugar tan conocido y a la vez tan temido, lleno de olor a pinos a sal, a brisa y a hierba ,y con mi mirada clavada en uno de los islotes casi gemelos que preceden a las" islas de los Dioses" como las han llegado a llamar.
Esta vez no podría ir en barco, pero mi ofrenda la depositaria desde una de las rocas que asomaban a la bahía ,allí deslice unas pequeñas flores blancas y la espuma de una ola se acerco a recibirlas y se encargo de llevarlas un poco mas adentro de ese mar que tanto guarda y tanto quiero. Me costó girarme y abandonar el lugar, y hacia interminable la despedida, observaba aquellas islas, aquel océano alterado, pero con la promesa de volver tan pronto como me sea posible, una promesa extensible no solo al mar.
De vuelta a casa añorare esa ventana Atlántica y esa brisa con briznas de espuma, y hasta que vuelva contemplaré a mi valiente Bombarda anclada en el puerto ficticio del salón de mi casa, muy cerca de otro bravo mar, no tan lejano a aquel ,donde está ese paraíso que componen las llamadas "islas de los Dioses".