martes, 25 de diciembre de 2012

domingo, 4 de noviembre de 2012

Lady Margaret Harrington y el convento de Zafra








La visita guiada estaba llegando a su fin, nos encontrábamos en Zafra, frente al convento  de Santa Marina, pegado al parador, justo en ese momento una llamada inoportuna y abandono la explicación, al grupo y a la guía,  ya de vuelta y con la lengua fuera oigo que nombran a una tal "Margarita Harrington"

...-vaya por Dios! me he perdido una de las explicaciones mas interesantes-,pero me resigno y acompaño al resto del grupo a las almenas del palacio, me olvido por completo del personaje hasta la hora de la cena, en la que vuelvo a oír su nombre...

Me pica la curiosidad seguro que la dama en cuestión se alojo en estos muros que ahora estamos disfrutando.
El parador fue el palacio de los duques de Feria, así que muy probablemente ella habito aquí.
No se como ni de que manera al final de la cena, en uno de los salones privados del castillo, todos los allí presentes acabamos invocando al espíritu de aquella inglesa desconocida para mi.
He de decir,que por suerte no apareció.

La joven Lady Margaret 

partió de tierras anglosajonas, cuando su prima Jane Dormer se prometió con el duque de Feria y señor de Zafra, Don Gómez Suaréz de Figueroa y de Cordoba.
No se si le haría mucha gracia marcharse a la triste y lúgubre España, en donde reinaba el austero y acomplejado Felipe II, pero así lo hizo, y acompaño a Lady Jane al comienzo de su nueva vida como duquesa de Feria en tierras extrañas.
Ellas eran primas por parte de madres, la suya Lucy Sidney era esposa del barón de Exton, Jacobo Harrington.
Y  así fue, que después de algunos años de tranquilidad en la corte de los duques, se caso con un cortesano con posibles, un tal Benito de Cisneros.
Pero fue Margaret Harrington una mujer feliz?
Parece ser, que vivió varios años en Madrid ,y que tuvo dos hijos, Francisco y Maria de Cisneros, que murieron muy jóvenes.
Ella nació en Exton en el condado de Rutland, un bello paraje ingles en donde se encontraba la primera mansión de los Tudor.
Fue dama de compañía de la duquesa en el palacio de Zafra hasta que se caso en 1588 con el adinerado Don Benito, debió ser una dama ejemplar de su época, virtuosa, discreta y buena esposa, conoció el Madrid  y la corte de los Austrias, justo cuando su rey mando encarcelar a la princesa de Eboli, con lo cual es muy posible que no se llegaran ni a ver.
Antes de acabar sus días ordeno la reconstrucción del citado convento de Zafra,que en un principio fue una ermita dedicada a Santa Marina, y al que dono todos sus bienes una vez hubiera dejado este mundo.
Dejo precisas instrucciones a su prima la duquesa, que cumplió sus ultimas voluntades escrupulosamente, y de esa forma hoy sus hijos y ella descansan para la eternidad en el .
Dentro del convento, se puede contemplar una escultura en piedra de alabastro atribuida a Pompeio Leoni,y  en la que se puede ver a Margaret Harrington con las manos unidas en postura de oración.

...Quien sabe si alguna que otra noche, su alma corretea del monasterio al palacio, para pasear por ese bello alcázar que tan bien llego a conocer.....









martes, 21 de agosto de 2012

La Susan Hayward de todo esto.....



“La Susan Hayward de todo esto”????
cuantas veces nos hemos sentido la Susan Hayward de todo esto?????
quizás demasiadas.....
Rupert Everett se la suelta a la impulsiva Julia Roberts en esa comedia delirante, pero en el fondo real como la vida misma " La boda de mi mejor amigo"......
Creo que se la suelta por teléfono,...si...es posible..”La Susan Hayward..de todo aquello..
Puede que el calor este ya haciendo mella en lo poco que me queda de materia gris coherente...
puede, y que  se me estén reblandeciendo los sesos aun mas.....
                                                Con la gata Bessie en "The last moment"
Si, hoy lo veo todo negro,el panorama es de todo menos alague-ño...el dinero se esconde debajo de las piedras?..demasiada gente sin poder pagar sus necesidades básicas, demasiada sin encontrar trabajo como en los tiempos de la depresión,
ahora si que son tiempos de depresión...,
uno intenta consolarse en plan bohemio.....mira! los artistas de siempre vivieron en la mas triste de las pobrezas, los genios no le daban importancia a lo material, estaban por encima de todo eso...bueno,  o al menos si muchos de ellos...
nos haremos a la idea que somos artistas bohemios parisinos encerrados en nuestra cochambrosa buhardilla que casi no podemos pagar...y que el lujo y el desenfreno quedaron atrás..para nunca mas volver..como diría algún tango decadente, en fin..y mientras tanto alguna de las que trabajan en el gobierno se ira de tiendas y se gastara dos mil o tres mil euros como si fueran calderilla.....así es..la vie, ...la vie ..en rose..,
 pero creo que me he desviado del tema, o quizás no??cuantas Susan Haywarth de todo esto ahora mismo, creo que demasiadas.
                                                
Ella,  la autentica, nació en el neoyorkino barrio de Brooklyn a finales de Junio de 1917.
Ya empezó a no tener suerte al no ser elegida entre tropecientas mil aspirantes al aterciopelado papel de Scarlett O,hara  en "Gone whit the wind"...pero bueno,ese no tendría que ser un motivo para tirar la toalla, estrellas del celuluide como Bette Davis, Carole Lombar, Irene Dune o Joan Fontain, tampoco fueron escogidas para interpretar a la caprichosa sureña.
Su belleza fue denominada por algunos como “agresiva belleza, con un punto de ironía desgarradora”....algo así como- "mirar aquí estoy yo con mi melena rojiza al viento....y riéndome de todos vosotros!"...como una Rebeca de Hitchcock convertida en actriz.
El caso es que poco a poco y muy lentamente, fue consiguiendo insignificantes papeles en películas de la época, papeles sin ningún tipo de peso en aquellos films, pero que sin duda le servían para aprender y seguir inmersa en la lucha por llegar a ser una star,  del star sistem...
En 1942 se le pudo ver midiéndose en la pantalla con Ingrid Bergman en "Los cuatro hijos de Adan", luego ya se añadirían títulos mas conocidos como" La adorable intrusa","Corazones en llamas",o "Tierra generosa".
La Hayward, se convertía así en una actriz de marcada y fuerte personalidad, una mujer con carácter, decidida, que se enfrentaba con valentía y sin ñoñeces, por muy duras y extremas que fueran las circunstancias.
En 1958 sera la merecida ganadora del oscar a la mejor interpretación femenina protagonista,  por su papel de una mujer condenada a la pena capital,  en la desgarradora “Quiero vivir”que a su vez esta basada en hechos reales .
                                                 Posando para Life en 1949
Susan murió Joven, en realidad se llamaba Edythe Marrener Pearson, y su muerte se sospecha que fue la consecuencia de una enfermedad,  que casi con toda seguridad se desarrollo en el transcurso del rodaje de “The Conqueror”.
La cinta se rodó en las cercanías de Saint George, en el mismísimo desierto de Utah, y donde parece ser se expuso de manera incomprensible  a todo el equipo de la película a residuos tóxicos, procedentes de polvo radiactivo de varios ensayos nucleares, uno de ellos bautizado como “Zucchini”en mayo del 55.
Cuarenta y seis  personas de las que participaron en aquel rodaje murieron afectadas de diversos procesos cancerígenos, que sin duda tuvieron su origen en aquel fatídico rodaje localizado incomprensiblemente en un escenario letal.
Como siempre  y hasta el final....la Susan Hayword de todo esto.....
                                                    Quiero vivir....le llevo al oscar



domingo, 5 de agosto de 2012

Marilyn, desde donde te encuentres...

Cuanto se ha escrito sobre la rubia, que no era rubia mas famosa del universo?cuanto hay de cierto y de incierto en todo lo escrito?...
Es esta una historia interminable......
Siguen apareciendo nuevos archivos, grabaciones con su voz en sesiones de psicoanálisis, vídeos comprometidos y fotografías inéditas, un filón que no cesa....


                                      
A todo el mundo en aquel momento le vino de perlas la teoría del suicidio, pero esta mas que comprobado que Norma Jean Baker no se quito la vida, se estaba reinventando en el momento de su muerte,estaba resurgiendo una vez mas de sus cenizas.
Por fin tenia su propia casa ,una villa de estilo español en la calle Helena Drive, entre Beverly Hills y Malibu.
Una casa que le ilusionaba,con su piscina rodeada de un jardín adornado con  alguna que otra palmera,  y construida en una sola planta..


                                                          
Muy pocos días antes de su desaparición, posó en esa casa para las que serían sus últimas fotografías.
Siempre se pensó que la sesión en la playa de Malibu realizada por Geroge Barris era la final, pero fueron media docena de imágenes que capturo Allan Grant,que trabajaba para Life, sus últimas imágenes con vida.
En aquella sesión Marilyn se mostró divertida y jugueteo bebiendo champan.
Norma Jean no se quito la vida, muchos sabían la verdad, pero como eran demasiados a los que se les podía relacionar  y salpicar con su desaparición, se disfrazo todo hasta el final.

De todas las biografías que se han escrito sobre esta mujer, fue la de Donald Spoto la que mas se acerca a la verdad, y la mas y mejor documentada.

Una vida infeliz, una supervivencia continua con episodios de alivio pero escasos,siempre dijo que su familia era el publico,pero tampoco era totalmente cierto, le gustaba gustar eso era indudable, y te atrapaba como nadie con su mirada infantil y su dulce tono de voz.
Marilyn era un personaje, y  resultaba complicado para ella despojarse del  complicado envoltorio de glamour  que la envolvía....
Norma Jean era una  mujer insegura,inteligente, con problemas de ansiedad, que intentaba superarse diariamente y se enfrentaba a sus miedos, a sus carencias y a sus conflictos,lo malo es que en el camino tropezó con los salvadores equivocados, personajes egoístas e interesados, que en muchos casos le precipitaron a entrar en  perdida....y caer en picado...sin tener en la mayor de las ocasiones un paracaídas hecho a su medida.
Y cuando mejor se encontraba,mas fuerza tenia y por fin intento tomar las riendas de su vida, la cuerda se rompió...de tanto tirar.
Cuantas personas han visto las películas de Marilyn,a parte de sus fans incondicionales y cinéfilos?
cuantas???  


                                              
Actuaciones memorables, era una excelente actriz a la que no se tomo demasiado en serio en su época, se prodigaba por todo su despliegue sensual y sexual,que ciegos !!!
solo hay que ver su interpretación en "Niebla en el alma"... o en "Misfits" en donde se superaba.
Su voz cuando cantaba era aterciopelada, suave y entonada, no había que doblarle en las canciones como a la mayoría de las actrices de la época, y bailaba también de forma espectacular, lo tenia todo..y pocas veces se le valoro.
Una lastima que se truncara el rodaje de " Something´s got to give", una comedia en la que nos regalaba escenas realmente divertidas y embaucadoras.

Esta mujer a temporal marco tendencias, su look es actual, si miras sus fotografías no parecen realizadas en los años sesenta...ni su maquillaje, ni su forma de mirar, como si cualquier tiempo fuera su tiempo...
pero cuantos han apreciado realmente su talento cinematográfico?
Ella no soportaba esa imagen frívola que siempre la mostraba superficial, ella era muchísimo mas y eso no lo superaba, leía incansablemente, y sus lecturas eran de todo menos ligeras.
Acudía  como una alumna anónima al Actor´s Studio para seguir aprendiendo y mejorando, escribía poesía, pintaba....pero en aquella época nada de todo eso trascendió.
Otra de sus tragedias fue su frustrada maternidad, parece ser que aborto muy joven, y posteriores endometriosis le impidieron cumplir su sueño mas deseado, realizarse como madre.
Arthur Miller la atormento hasta el final de los días de su matrimonio, escribiendo un guión en donde le desnudaba el alma...
Su hambre de afecto la arrojo a los brazos de hombres equivocados, que no la supieron ni cuidar ni valorar.
Ella buscaba en esas relaciones una familia, la que nunca tuvo, un refugio que muy pocas veces encontró, y que la llevaba en los últimos años a esa búsqueda desesperada que nunca llegaba a llenarla como ella necesitaba.
Que habría ocurrido con la estrella mas conocida de todos los tiempos si no hubiera desaparecido a la edad de 36 años??
nunca lo sabremos, es muy posible que el mito no hubiese crecido de una forma tan desmesurada, pero quizás si se hubieran podido materializar algunos de sus deseos mas acariciados.
En cualquier caso mas vale tarde que nunca, ella temía a la muerte y odiaba la mediocridad, y sobre todo quería ser  recordada.
Marilyn hace ya mucho que por siempre seras inmortal, ojalá allá donde te encuentres por fin  lo estés disfrutando...sobre todo por que te lo mereces.




                                              

martes, 31 de julio de 2012

Mi refugio cerca del cielo


A veces al recordarlo no veía claramente su color, pero enseguida me vino a la memoria, era el mismo que imperaba en muchos de los detalles de la ciudad.

El guardia se plantaba en medio del cruce de la calle principal,visto desde la distancia que el tiempo otorga ahora, lo contemplo como a uno de esos muñecos que todavía puede que encuentres en alguna destartalada tienda de souvenirs, llevaba guantes blancos, un salacof del mismo color y un uniforme azul marino.

Muchas veces me quedaba absorta mirando a aquellos guardias en medio de la circulación,como auténticos directores de orquesta, organizando el trafico y dando la orden de parar o pasar.

Del mismo color que vestían aquellos guardias era el de aquel autobús, azul y blanco.

Subirse en el era una aventura fascinante y que creaba adicción, se hacia corto el trayecto y siempre te quedabas con la sensación de querer mas.

Viajar en él era divertido, distinto, un regalo que me brindaba ilusión y emoción... esperarlo en la parada de la Avenida era como deshojar una margarita, "¿vendrá, no vendrá? ¿cuál será el que llegue, el normal o el mas alto?"...

A lo lejos se divisaba cómo se acercaba, alto, imponente, como una carroza real....de dos pisos.

En cuanto paraba saltaba dentro casi en volandas, y por su escasa escalera de caracol subía al cielo, al cielo de la segunda planta de aquel trolebús urbano.

Alguna vez intenté dar mas de una vuelta, pero el revisor andaba atento y no resultaba fácil distraerlo.

El viaje en el era reconfortante y divertido. "Delante ¡¡delante!!", les decía a mis amigas... "¡Así parece que lo conducimos nosotras!".

Las ramas de algunos arboles rozaban las ventanas, podías contemplar sus copas desde arriba, como un saludo espontaneo y cálido.

Muchas eran las veces en que alguna chispa se escapaba de sus antenas, que se deslizaban por unos cables que estaban en lo alto.

El suelo era de madera, los asientos, cómodos de sky, no entendía a la gente que se quedaba abajo, como si nada, en esa planta que podría tener cualquier autobús, triste y corriente... pudiendo disfrutar de las emociones de viajar cerca del cielo, ¡ casi tocándolo!

La liturgia por desgracia no era diaria, pero quizás era mejor así, se hacia aun mas delicioso subirme al trolebús de mis anhelos, en el me sentía diferente, fuerte, casi poderosa desde esas alturas, dominando el horizonte de las calles por donde pasaba.

Allí me olvidaba de todo, de mis cuatro ojos con los que mis compañeros de clase me daban tanto la lata, de los sapos que besaba y que jamas se convertían en príncipes y que tantas lagrimas me robaban, de mis miedos, de mis carencias... En sus alturas todo era distinto, una dimensión diferente, el recreo del alma, mi escape a otro mundo mejor.

Parece que el destino siempre se empeña en privarte de aquello que te hace feliz, y un día dejo de venir, por mucho que mirase una y otra vez a lo lejos en la distancia ya no apareció. Me parecía verlo como un espejismo, pero no, ya no lo vi más...

Pregunté, busqué, fui a otras paradas lejanas que no conocía, todo fue inútil.

Decidí ir a la cochera, tampoco allí…. Seguí buscando y finalmente lo encontré cerca de las vías del tren, no lejos de los otros garajes donde antes dormía.

Muchos de sus cristales estaban rotos, estaba sucio, descolorido, desterrado... con las puertas descolocadas, casi caídas. Me asomé, y tímidamente, con temor, me encaramé a él. Ya no era el mismo, sin gente, sin luz, quizás sin alma. Quedaba alguno de los guardamonedas, rotos, pintarrajeados... Se había convertido en un basurero, billetes viejos pisoteados, periódicos estrujados y latas roñosas.

Subí a la parte de arriba y me senté, pero esta vez lo hice en los últimos asientos, seria mi despedida... lloré y le conté lo importante que había sido para mí, y por supuesto que le echaba de menos, que la ciudad ya no era la misma sin él, sin aquel chisporrotear de sus antenas, sin ese piso desde donde yo conducía sin volante, sin frenos ni bocina, sin miedo a nada y con las alas de la valentía y la ilusión.

Ahora estaba allí, magullado, abandonado, pero seguía en pie, incluso con sus ruedas deshinchadas pero en su lugar, los retrovisores cuarteados. Los parabrisas eran su única parte intacta, el volante casi rozando el suelo, y las moscas que entraban y salían por los huecos de sus ventanas.

No sé cuánto tiempo pase allí recordando aquellos momentos vividos en él, que de pronto se hicieron tan lejanos.

Comenzó a llover, no podía ser de otra manera, y muchas de las gotas de lluvia llorosa entraban y se estampaban en aquel suelo polvoriento de madera casi podrida... y dejaban su huella húmeda que olía a polvo y abandono.

Sorprendí a un gato que corrió a cobijarse junto a la escalera. Aquella que yo subía casi sin rozarla, ahora le servía de gatera, por lo menos no era la suya una soledad absoluta. Gatos, pájaros e insectos eran ahora sus nuevos viajeros, unos viajeros sin destino, sin parada final.

No podía consentir que aquello terminara de aquella manera. Tenía que hacer algo, pedir ayuda.

Mi mirada se perdía por los árboles que divisaba desde la ventana de mi clase de matemáticas.

Comencé entonces a escribir apresuradamente, ajena a todo lo que me rodeaba. La carta iba dirigida al alcalde, suponía que si le trasmitía mis autenticas razones no tomaría cartas en el asunto, así que le hable de lo interesante que podría resultar rehabilitar aquel trolebús, pues seria una forma de ahorrar, ya que en él se podía transportar al doble de gente por mucho menos gasto que en dos autobuses individuales de gasoil, también le hable del encanto que perdía la ciudad sin su presencia y mil razones más.

Jamás obtuve respuesta... y me tuve que acostumbrar a vivir sin él. Se fue alejando de mi, lo fui olvidando, poco a poco...

Después parece ser que me hice mayor, les hable a mis hijos de aquel trolebús, y de su triste final, y de forma inesperada e inexplicable, llego a mí la existencia de un museo de ferrocarriles en una población cercana. No dejé pasar tiempo, puede que en aquel mausoleo de trenes y vehículos de masas pudiera encontrarlo, ya que un día se lo llevaron de aquel retiro cerca de las vías del tren y las antiguas cocheras.

Y como un viejo amigo que viene del pasado a saludarme, apareció ante mí. Lo note extraño, con un olor a pintura reciente. Fue una mezcla de sensaciones, por una parte alegría, además me volvería a subir a él, a aquel lugar mágico donde el tiempo se paraba y en donde todo lo veías mejor.

Ahora era como ver a un animal disecado, inmóvil, lustroso y limpio, pero sin vida... Mi escape, mi fantasía, mi refugio cerca del cielo.

La fuga de Eboli



Empezaba a ponerse el sol, y yo estaba cansada, cansada de sufrir, de vivir sin vivir.

Privada de libertad, enclaustrada, cautiva en mi propia casa por una traición, por saber lo que me hubiese gustado ignorar, se me encarceló por más motivos que escapan a mi comprensión, aludiendo a que no era buena administradora de mi vida ni de mis bienes. ¿Hasta cuándo cautiva?

Una hora tenía para mirar por aquel balcón con rejas, en el que casi ni la claridad entraba.

Conocía cada piedra de esa plaza, cada rincón del lugar que podía visitar una vez al día sin moverme, sólo con la mirada.

Dejaba que el aire acariciara mi rostro mientras cerraba los ojos e inspiraba, me imaginaba al otro lado por un momento, esto no podría durar mucho más....

Seguía cerrando los ojos con todas mis fuerzas. No quiero ver esa plaza todos los días, deseo pensar que ahora mismo ya no estoy aquí.

Pero las campanas se encargaban de devolverme a mi cruda realidad.

La angustia me atenazaba, ya anochecía y otra vez el calvario de intentar conciliar el sueño sin tenerlo, las horas ciegas las llamaba yo. Sólo a veces se colaba por alguna rendija algún tenue rayo de luna, cuando estaba en cuarto creciente o llena.

Los gatos maullaban fuera. ¿Por qué no podía yo ser uno de ellos? Mejor vida que la mía disfrutaban...


Tenia miedo, miedo de mi soledad, miedo de que alguien -mientras yo dormía- me robara la vida. Y así, noche tras noche, con ese ahogo en mi interior que a veces hasta mi aliento frenaba.

Al final, agotada, mi cuerpo ya cedía y se abandonaba al sueño inconsciente.

No fue así esa noche. De pronto, una sombra se movía cerca de mi. Escuché un susurro, pero no terminaba de adivinar lo que escondía la oscuridad. De pronto oí su voz:

- "Princesa,  soy yo, venid... rápido, no perdáis tiempo".

Apenas pude coger mi capa, mientras vislumbraba esa sombra, una sombra masculina,

- "¿Quien sois?", pregunté.

- "No perdais tiempo, pronto, salgamos ahora que todos duermen".

No conocía esa voz, pero me dio confianza... Además, ¡qué importaba! Me sacaría de allí...

- "No temais- repetía-, vengo a salvaros".

Bajamos las escalinatas casi en volandas, no recuerdo sentir el suelo bajo mis pies... Sólo el aire que corría entre mi cuerpo y los peldaños.

Ya en la calle, me tomó fuertemente por la cintura y me besó. Seguía sin ver su rostro, pero esos besos.... Ya los había sentido yo...

                                                               

El me abrazaba con más fuerza aún.

- "Princesa, hemos de marchar. No se como he podido vivir sin teneros cerca, y sin oír vuestra voz".

Estaba confusa. Sólo alcanzaba a adivinar su silueta fuerte y su larga cabellera. Debía de conocerle bien, pues en sus brazos me sentía bien segura.

- "¿Sois vos?", pregunté

-"Callad, señora, no debemos hablar ahora...".

Me subió a su caballo, atravesamos primero las plazas, las callejas oscuras 
... Ya fuera de la villa de Pastrana,  llanuras y páramos, bosques y riachuelos.

Pude de nuevo sentir el olor de la hierba, el viento que se enredaba en mi pelo... y la luz de las estrellas. Me sentía libre, ¡libre al fin!

- "¿Por qué os arriesgais? ¿Quien sois? ¿A dónde iremos ahora? ¡Nos harán prender", le dije.

- "No os preocupeis, Princesa, yo os protegeré. No temais... Nos esconderemos y luego seguiremos hasta llegar a un lugar seguro, donde ya nada os perturbará", me respondió.

Llegamos al castillo, no recuerdo su nombre... Estaba casi en ruinas, de Don Juan Manuel pudo haber sido... Nos acurrucamos junto a una pared y con las manos entrelazadas le susurré con voz temblorosa:

-"Soy libre entonces de nuevo, gracias a vos, y ni siquiera me dejais veros".

- "Es la noche - dijo él- la que no os deja ver, ni mi rostro ni mi alma...".

- "Mucho me estimareis para poner de esta manera vuestra vida en peligro".

El acarició mi cabello, y aún me aferré más a él. Quedé exhausta y me dormí en su regazo. Me parecía oír a lo lejos el murmullo del agua, alguna fuente o rio, o quizás el mar... No se si alguna vez vi el mar...

Sonaron fuertes las campanas.

- "Esperad, ¿dónde estais?"

No había nadie allí. El castillo estaba oscuro, o no estaba en el castillo... ¿Y la luna? Ya no iluminaba. El ya no estaba... Mi salvador había huido...

¡No!... De pronto sentí un escalofrío. Me encontraba de nuevo en mi torre, en mi lecho... ¿Un sueño? No ha podido ser un sueño... Yo lo viví, ¡fue real! Las lágrimas inundaban mis mejillas, la angustia volvía a apoderarse de mí, y pensé... Por un momento me fugué... Fue real... Y entonces el sol empezó a despuntar, mientras las campanas me devolvían a la cruda realidad.